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Ida Vitale, Premio Cervantes 2018

La escritora uruguaya Ida Vitale ha sido galardonada con el Premio Cervantes 2018, considerado como el Nobel de literatura en castellano y dotado con 125.000 euros.Ida Vitale es una de las grandes representantes de la poseía esencialista.

Considerada miembro de la llamada Generación del 45, junto con Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, la uruguaya ha recibido este premio que valora “su lenguaje, uno de los más reconocidos en español”.

Ida Vitale cuenta con 95 años y un apellido que le hace justicia. “Los españoles están igual de locos que en la época de la conquista”, dijo al conocer el fallo del jurado. Vitale se mostró abrumada por los reconocimientos recibidos en los últimos años por España; además del Cervantes, recibió el García Lorca en 2015 y el Reina Sofía en 2016. Además, acaba de recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de la Feria FIL de Guadalajara (Mexico).

Vitale es la quinta mujer que en recibir este premio, que ya ha sido concedido a 40 hombres, y que comparte a partir de ahora con las autoras María Zambrano, Ana María Matute, Dulce María Loynaz y Elena Poniatowska. En este sentido, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, celebró la decisión del jurado y aseguró que Vitale no recibe el premio por ser hombre o mujer sino “por su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía moderna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo. Convertido desde hace un tiempo en un referente fundamental para poetas de todas las generaciones y en todos los rincones del español”.

95 años de poesía

Ida Vitale es poeta, narradora, ensayista y traductora. Estudió Humanidades y se dedicó a la enseñanza. Fue profesora de Literatura hasta 1973, cuando la dictadura la obligó a exiliarse en México durante una década (1974-1984).

En México, formó parte del consejo asesor de la revista Vuelta, impulsada por Octavio Paz, y fue una de los cofundadores del semanario Uno-Más-Uno, en 1982. En 1984 regresó a Uruguay, donde dirigió la página cultural del semanario Jaque, y en 1989 trasladó su residencia a Austin (Texas, EE UU), desde donde ha vuelto recientemente a su país.

En su larga carrera literaria ha escrito: La luz de esta memoria (1949), primer poemario al que le siguieron Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Paso a paso (1963), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), la antología Fieles (1976-1982), Elegías en otoño (1982), Entresaca (1984), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988), Serie del sinsonte (1992), Procura de lo imposible (1998), Reducción del infinito (2002), Plantas y animales (2003), o El Abc de Byobu (2005).

En septiembre de 2010, publicó en España Mella y criba (poemario). Entre sus ensayos, destacan Arte simple (1937), El ejemplo de Antonio Machado (1940), Cervantes en nuestro tiempo (1947), La poesía de Basso Maglio (1959), M. Bandeira, C. Meirles y C. Drummond de Andrade: Tres edades en la poesía brasileña actual (1963), La poesía de Jorge de Lima (1963), La poesía de Cecilia Meireles (1965).

Vitale, que hace apenas unos meses publicó sus “memorias mexicanas”, Shakespeare Palace, asegura que la clave “está en ser honesto con uno mismo y con el lector. Hay una parte de juego cuando uno escribe, que es necesario, pero eso no debe ser simultáneo con lo que le nace primero. Primero tiene que salir algo de verdad y después tiene que reposar para añadirle ese posible juego”. Ante la avalancha de galardones recibidos en los últimos años, Su modestia genuina y su sentido del humor le han llevado a afirmar que los premios son “ventaja de sobrevivencia” y que se guramente se los dan “porque piensan que su edad es una edad límite”.

El próximo 23 de abril la Ida Vitale acudirá a Alcalá de Henares, Madrid, a recoger un Premio que esta vez rompe la regla no escrita de alternar un galardón español con uno latinoamericano, y que cobra especial relevancia en un año en el que no ha habido Premio Nobel de Literatura.