ENTREVISTA CON MANUEL GONZÁLEZ, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE EDITORES DE MADRID
El sector del libro será uno de los grandes afectados del Coronavirus en 2020. Hemos hablado con Manuel González Moreno, presidente de la Asociación de Editores de Madrid, sobre este duro golpe económico, sobre las medidas propuestas, las peticiones del sector y las perspectivas a medio plazo.
La Federación de Cámaras del Libro (FEDECALI) estimaba hace unos días que las pérdidas ascenderán a una cuantía equivalente a la facturación de un cuatrimestre, cerca de 1.000 millones de euros.
Tal y como se están sucediendo los acontecimientos, el cuatrimestre que va de marzo a junio lo damos prácticamente por perdido salvo una parte mínima del comercio electrónico y estimamos, con todas las precauciones que esta previsión implica, que hasta la segunda quincena de mayo no tendremos un horizonte de recuperación de la actividad para evaluar con mayor exactitud el impacto que recibiremos al final de año. En consecuencia, con todo esto hemos estimado una pérdida de facturación en el mercado interior del libro de 811 millones de euros, del que el sector madrileño supone un 42%, es decir, 344 millones de euros. En lo referente a las pérdidas en comercio exterior, hemos considerado 200 millones (un 36% se corresponde a la facturación madrileña) porque, aunque las aduanas no se han cerrado y se sigue pudiendo exportar material gráfico, la clausura de todas las ferias internacionales del libro durante el primer semestre anula gran parte de las operaciones que se pudieran realizar en estas ferias e impide las misiones comerciales a Latinoamérica. Como colofón, aumenta la incertidumbre sobre la exportación si la crisis sanitaria se extiende al continente americano en la segunda parte del año.
Esta crisis afecta, sobre todo, a las pequeñas empresas que no tienen una provisión para contingencias que les permita aguantar un trimestre.
¿Estamos ante una crisis económica para el sector similar a la del 2008?
La crisis de 2008 las editoriales empezamos a notarla con toda su magnitud entre 2010 y 2011, ya que fue entonces cuando se realizaron los recortes en gasto público. Fue algo paulatino, una crisis en diferido que, además, se alargó hasta bien entrado 2015. Esta situación, en cambio, ha venido de golpe. Se prevé que la pérdida en facturación para las empresas de nuestro sector será de un 30 o 40% y esto hace que a corto plazo tenga un efecto mucho más demoledor. La recuperación será más rápida… pero el impacto inicial va a ser también más duro.
Y esto da una tipología de crisis diferente que afecta, sobre todo, a las pequeñas empresas que no tienen una provisión para contingencias que les permita aguantar un trimestre. Para poder resistir necesitan una inyección inmediata de liquidez que les asegure hacer frente a los pagos; y los que pueden hacerlo son los poderes públicos -autonómicos, nacionales y europeos- a través de créditos blandos especiales y de subvenciones.
Es la primera medida que se ha pedido desde FEDECALI, liquidez…
Porque es la medida más urgente a corto plazo: dinero público que se inyecta en el sistema bancario, que actúa como intermediario. La línea de créditos, tanto de ICO como de la UE, son relativamente fáciles de conseguir en las entidades bancarias donde actúan las empresas. Esta es la primera línea de auxilio a la que se pueden acoger tanto autónomos como pequeñas empresas para aguantar estos primeros meses.
También se ha pedido que se tramiten ya las ayudas para adquisición de libros.
Sí, es necesario este apoyo para el próximo curso, pero hay que activarlo ya. En el caso de Madrid, por ejemplo, hay algo que nos preocupa y es el sistema por el que la CAM adquiere los libros de texto y que, a la vista de la experiencia, no está funcionando bien. El número de librerías que sirven a las familias es muy reducido y nosotros queremos que llegue al mayor número de establecimientos posibles. Proponemos un modelo que sea más fácil y mejor, el cheche-libro, para que las familias puedan adquirir los libros en las librerías que cumplen los requisitos, y que son un 90% de las existentes en nuestra comunidad. Ya hay autonomías como Murcia, Castilla la Mancha y Andalucía donde se ha implantado este modelo y está funcionando muy bien.
¿Son suficientes para el sector del libro las medidas económicas que ha tomado el Gobierno para mitigar los efectos del Estado de Alarma?
Las medidas son de carácter público. Lo que hace el gobierno, al elaborar el paquete de medidas que tiene que ver con la liberalización del crédito, la concesión de ayudas y la tramitación urgente de determinados expedientes administrativos, es tratar de llegar lo antes posible a las empresas y a los trabajadores que han quedado totalmente desprotegidos de un día para otro.
Todavía es demasiado pronto para saber cómo va a ser el impacto. Periódicamente y durante las próximas semanas tendremos que evaluar los efectos, los daños, y a partir de ahí elaborar informes sucesivos recogiendo las necesidades concretas para que la administración pueda dar respuesta, y que ese dinero público llegue a los destinatarios de una manera documentada, seria y rigurosa. Y esto no es rápido, por desgracia.
No sabemos cuánto tiempo va a durar esta paralización, pero creemos que trabajar con la primera hipótesis de un cuatrimestre, desde finales de febrero hasta junio, es lo más realista. Me temo que si hubiera un cambio, no sería a la baja.
¿Qué otras medidas se están tomando desde el tejido asociativo para “amortiguar el golpe”?
Desde la Federación de Gremios de Editores (FGEE) se ha creado un Comité de crisis con reuniones semanales para recoger todos los datos que nos van llegando y trasladarlos a la Dirección General del Libro, según va evolucionando la situación.
Además, desde la Federación se ha suspendido el 30% las aportaciones económicas de los ocho gremios que la componen, lo que nos permitirá a los gremios trasladar la suspensión de su equivalente monetario en las cuotas de nuestros asociados. En este sentido, la Junta Directiva de la AEM ha tomado la decisión suspender la emisión de los recibos de cuotas de nuestros asociados correspondientes al primer trimestre de 2020. Nuestra intención es lograr la condonación del importe íntegro de este trimestre si, tal y como prevén nuestros estatutos, la Asamblea General de la Asociación nos autoriza a realizar esta condonación con el consiguiente ajuste presupuestario.
También, y con carácter inmediato, vamos a proceder devolver los importes de las inscripciones por participación en ferias internacionales canceladas hasta este momento, manteniendo en el horizonte LIBER, Frankfurt y Guadalajara.
Desde la Asociación de Editores de Madrid hay también una línea directa de comunicación con la Consejería de Cultura de la CAM. Está siendo una comunicación fluida y estamos recabando información con los datos que recibimos de las editoriales agremiadas y trasladándoles información continua sobre los trámites administrativos a todos los niveles.
Estamos llevando a cabo una comunicación constante con todas las editoriales asociadas para dar asesoramiento sobre cómo dar cada paso: suspensión de plazos administrativos, acompañamiento a las empresas en la solicitud de acceso a la línea de liquidez del ICO y a la línea para Pymes que se gestionará desde CESCE, ERTEs… Además, estamos realizando una labor de actualización a medida que se publica cualquier novedad en el BOE o en el BOCAM, con toda la información que pueda resultar relevante.
El “gratis total” en la industria editorial sería una locura y una insensatez. Las excepciones que se están realizando para contribuir de manera solidaria en una situación excepcional son bienvenidas, pero siempre matizando.
Desde que comenzó el confinamiento algunos sellos editoriales han ofrecido libros electrónicos de forma gratuita. Se han escuchado voces críticas que argumentan que la cultura no se puede devaluar y que esta actitud perjudica a las pequeñas editoriales y a las librerías. ¿Existe un punto de encuentro?
En principio, todos aquellos esfuerzos que se puedan hacer para que el país y la sociedad entera pueda beneficiarse de la solidaridad y la generosidad de empresas y particulares hay que agradecerlo. Ahora bien, hay que ver hasta dónde se puede llegar con la solidaridad, porque la primera solidaridad que tiene que tener la sociedad es contar con un sistema público, una sanidad y unos recursos que le permitan resistir impactos como éste. El “gratis total” en la industria cultural es una locura, aunque sea en una situación de emergencia. Otra cosa es que determinados títulos que apenas tengan salida comercial, que están digitalizados y que no venden, se puedan poner a disposición durante una situación excepcional como ha hecho la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía.
Que una editorial quiera poner a disposición del público una serie de libros que tiene digitalizados, que no tienen mucha venta y que contribuyen de una forma generosa -porque alguna venta perderá, seguro- a que la gente esté en su casa leyendo, tampoco creo que incida de forma decisiva en el negocio. Solo se puede entender si se tiene en cuenta que se trata de medidas excepcionales.
Hay otra parte del fondo editorial y de las novedades -los títulos estratégicos – que sería una locura y que no creo que nadie los vaya a colocar en gratuito, porque ni las industrias farmacéuticas están dando las medicinas de forma gratuita, ni las empresas de alimentación y comercialización están regalando sus productos. Existen ayudas públicas que llegan a quien no puede pagarse esos medicamentos o esos alimentos, y si existen esas ayudas y esos servicios públicos tan aplaudidos hoy es porque hay unos impuestos que se pagan desde el sector privado. Por tanto, el “gratis total” en la industria editorial sería una locura y una insensatez, y las excepciones que se estén realizando para contribuir de manera solidaria en una situación excepcional, bienvenidas sean, pero siempre limitando el alcance y la duración de estas ofertas.
La lectura nos va a ayudar a sobrellevar esto y a entender lo que pasa. A comprender que de esta situación se puede salir, y que saldremos reforzados.
En estas dos primeras semanas de confinamiento la compra y lectura de libro electrónico ha aumentado en un 50%. ¿Existe el temor de que también crezcan las descargas ilegales?
Al tratarse de una situación extraordinaria no debería haber un riesgo mayor de piratería, aunque al que quiere robar algo, todo le va bien y seguro que en este río revuelto aparecen los mismos pescadores… En cuanto al incremento de la lectura, me parece que es absolutamente positivo, porque la lectura nos va a ayudar a sobrellevar esto y a entender lo que pasa. Y en la medida en que tengamos información y tengamos conocimiento, nos permitirá comprender, a través del testimonio y de la experiencia de otros, que de esta situación se puede salir, y salir reforzados desde el punto de vista humano, emocional, e incluso salir mejores. Los libros nos ayudan. No son lo único, pero sí son una parte importante.
¿Cuál es tu previsión de recuperación?
No va a haber una “V” de caída y subida acelerada. No va a ser una recuperación inmediata, sino que se va a trasladar todo al segundo semestre del año. Y habrá que adaptar bien el calendario editorial y no querer sacar todo lo detenido en los almacenes de golpe para no colapsar el tejido de las librerías.
Es fundamental que las editoriales, que las pequeñas empresas y los autónomos del sector del libro se asesoren muy bien porque la recuperación será lenta. 2021 será un buen año, pero este hay que aguantar, y por eso hay que facilitar liquidez a las empresas.
Creo que ahora lo más importante es resistir. El hecho de que podamos aguantar durante este cuatrimestre nos puede permitir salir adelante. Para eso hay que decirle a la gente que tenga confianza en su propia capacidad para sobreponerse a las dificultades y que todo lo que desde la AEM podamos hacer lo pondremos sobre la mesa para contribuir a amortiguar el golpe y a facilitar la recuperación. Es una situación extremadamente difícil y somos conscientes de ello; y en esto vamos a trabajar grandes y pequeños editores, la Asociación, la Federación, nuestros libreros y nuestros distribuidores en España y en América… y no me olvido de la industria gráfica, muy amenazada antes de la crisis… todos los estamentos vamos a trabajar. No podemos permitir que nuestro oficio, nuestra profesión, quede dañada. Queremos poder contar esto y escribir libros explicando cómo fue este episodio.