Comisiones

Los últimos días de la Biblioteca Resistiré

Hoy 1 de mayo, Día del trabajador, se ha cerrado con un acto solemne el hospital provisional de Ifema y, con él, la Biblioteca Resistiré, posiblemente la iniciativa para el fomento de la lectura que más ha emocionado al sector editorial, y al que la Asociación de Editores de Madrid ha concedido el Premio Antonio de Sancha 2020.

Ayer, oficialmente, terminaba el trabajo del equipo que puso en marcha y sacó adelante esta biblioteca de batalla que ha acompañado durante un mes a los 4.000 pacientes en sus largas jornadas de convalecencia sin visitas, ni vistas, ni televisión.

En estos últimos días Mar Eguiluz, voluntaria de SAMUR Protección Civil, ha seguido al pie del cañón, hasta anoche a última hora, desmantelando la biblioteca y buscando opciones para que no se pierda ningún libro. “Hemos valorado qué hacer con los que han quedado aquí. Hay una partida que irá de vuelta a la Universidad Politécnica y también he separado los que fueron donados por Bibliometro para ver con ellos qué salida le damos”, explica Mar.

El resto de libros, que ocupan dos carros enteros, se han desinfectado y se van a dejar en cuarentena “para dos escenarios posibles; que haya un rebrote y que se vuela a abrir Ifema, y con ello la biblioteca, o que no lo haya, que es lo deseable, y en ese caso los libros se podrán donar a otros hospitales”.

Realizar esta labor ha supuesto también una especial dedicación. “Siempre hemos diferenciado los libros que podían estar contaminados y ahora que cerramos la biblioteca es muy importante separar el tratamiento”, explica Mar, que ha seguido el protocolo que ha desarrollado la Universidad Politécnica y que fue publicado en The New England Journal of Medicine. Este estudio explica que los “libros que han sido utilizados por personas enfermas deben ser introducidos en bolsas de plástico con doble autocierre. Una vez dentro el libro, hay que limpiar el exterior de la bolsa con un producto viricida (agua y lejía) con sumo cuidado para que la solución limpiadora no entre al interior. Una vez limpio, hay que mantenerlo en una zona segura durante 14 días. Superada la cuarentena, el libro podrá volver a ser consultado sin riesgo”.

También en el Día del Libro, el pasado 23 de abril, la biblioteca quiso extender su labor a los más de 1.000 sanitarios que han trabajado durante 40 días en este hospital, y a los que regaló libros que no habían estado en “zona caliente”.

Con los libros a buen recaudo queda solo la partida que José Luis Molinero, escritor y también voluntario de la biblioteca, conserva en su coche y en su garaje. Durante todo este tiempo José Luis se ha encargado, entre otras muchas cosas, de ir a recoger cada donación y, cuando la biblioteca estaba tan bien dotada que comenzaba a sobrar, buscó cómo extender la solidaridad a otros hospitales, como el Gómez Ulla, y a hoteles medicalizados. El lunes será su última acción como voluntario de la Biblioteca y llevará este último cargamento de libros, revistas y gafas de lectura al Hospital Ramón y Cajal.

A partir de hoy, el equipo que ha sacado adelante la Biblioteca Resistiré, vuelve a retomar sus vidas, con la “normalidad” con la que la iremos retomando todos.

Ana Ruiz y Alba Justicia, las enfermeras del SUMMA 112 que impulsaron la iniciativa, ya han sido reubicadas en el servicio de emergencias. Después de buscar y gestionar otros hospitales beneficiarios de esta iniciativa, Ana ya tiene un nuevo servicio asignado en el  SUMMA 112; “como hay muchas menos enfermeras nos han enviado a la labor asistencial en domicilios con vehículo móvil para atender a los pacientes in situ.. “, explica.

Por su parte, Alba hizo la última guardia en el Ifema el miércoles, y hasta en esa última noche quiso regalarse a sus pacientes, los últimos 22 que quedaban ya. Esta vez, con unas mascarillas llenas de vida. Lo más probable es que la reincorporen a su SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria), “aunque como no los van a abrir por el momento -hay 187 médicos de baja- nos mandarán a cubrir UAD (Unidad de Asistencia Domiciliaria) o a cubrir cualquier otro dispositivo -UVI, VIR (Vehículo de Intervención Rápida), helicóptero…- donde haga falta”.

José Luis explica que, en cuanto termine de repartir los libros que quedan pendientes, dedicará tiempo a disfrutar de su familia y retomará su trabajo en el sector de relaciones institucionales y la escritura: “ya me han pedido algunos encargos sobre esta experiencia y, además, tengo aún pendiente la edición de dos manuscritos. Soy y me siento escritor por encima de todo”. También quiere recuperar la lectura. “De tanto repartir libros y no poder leer en este tiempo voy a coger la lectura con muchas ganas”, dice.

Y Mar, que ya dejó durmiendo a Resistiré en bolsas desinfectadas, volverá por última vez a Ifema el lunes para devolver las 23 cajas de libros a la Universidad Politécnica. “Después quiero descansar, porque en mes y medio solo he librado cuatro días, y quiero estar con mi familia, que ha sido también muy generosa en esto”. Mar es regidora de espectáculos y todos los proyectos laborales que tenía por delante han quedado suspendidos: el Master de tenis y el Maratón de Madrid, una obra de teatro y un musical que se estaba preparando para el año próximo. “Aprovecharé para continuar con el manual que estoy escribiendo sobre el Regidor como primer interviniente en emergencias sanitarias en espectáculos”. ¿Y si hiciera falta volver al Ifema? “De cabeza”, asegura.

Hoy se ha celebrado el acto de clausura del hospital, que terminaba con una última sorpresa preparada por Mar: la presencia del tenor José Manuel Zapata que ha interpretado el aria Nessun Dorma, que nadie duerma… un último gesto para sumar belleza al hospital que ha simbolizado la lucha contra la pandemia.