La Cámara del Libro de Cataluña, integrada por gremios y asociaciones de editores, libreros y distribuidores, y el Gremio de Floristas acordaron ayer tarde que el Día del Libro y la Rosa de 2020 se celebrará finalmente el 23 de julio.
La fecha elegida asegura un tiempo suficiente para que se produzca el desconfinamiento gradual, al tiempo que asegura una cita anterior a la desconexión que supone el mes de agosto. En cuanto al desarrollo de la celebración, no queda claro si habrá cambios sustanciales. En un comunicado conjunto, han informado que “conscientes de que el día 23 de julio todavía se tendrán que mantener las medidas de distancia social para proteger la salud de todos, los gremios se ponen a disposición de las administraciones públicas para encontrar fórmulas o escenarios diferentes apropiados para celebrarlo con la máxima garantías, quizá cerrando calles muy nachas o buscando espacios para carpas muy grandes que permitan un acceso controlado”.
Después de cuatro semanas de confinamiento, el sector del libro se encuentra en una situación difícil, que se está traduciendo en tensiones y desacuerdos, como la polémica sobre si llevar a los domicilios de los compradores los libros adquiridos online o si hacer ahora la adquisición para seguir dando ingresos pero recoger los ejemplares en las librerías cuando éstas puedan abrir.
El sector anima a celebrar el Día del Libro desde sus casas ofreciendo diversas alternativas, de igual modo que el gremio de floristas anima a la ciudadanía a celebrar el 23 de abril comprando rosas a domicilio.
La trascendencia económica de la festividad del libro y de la rosa es vital para el sector: en unas 14 horas se venden 1,64 millones de libros, con un valor de 22,16 millones de euros: del 7 al 30% de la facturación anual de una librería, según su tipología, en un solo día. “La prioridad es conseguir que la gente vuelva las librerías: un ejemplar vendido significa inyectar dinero de nuevo a todo el ecosistema del libro”, admite Patrici Tixis, presidente de la Cambra del Llibre.