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Los editores de Madrid presentan el Decálogo de la Bibliodiversidad

  • Hoy se ha presentado el Decálogo de la Bibliodiversidad, elaborado por la Asociación de Editores de Madrid, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Bibliodiversidad, el próximo 21 de septiembre.
  • El decálogo ofrece una completa visión de la bibliodiversidad abordando cuestiones como su significado y aportación, cómo se construye, la figura del editor como primer promotor, el peso destacado de la edición madrileña, la bibliodiversidad como apuesta principal y elemento diferenciador de las editoriales pequeñas y medianas, o el papel de librerías, bibliotecas, ferias y medios de comunicación en su promoción y difusión.
  • La Comunidad de Madrid representa la edición más bibliodiversa en cuanto a géneros y materias y en cuanto al volumen de medianas y pequeñas editoriales.

La Asociación de Editores de Madrid ha presentado hoy el Decálogo de la Bibliodiversidad, un documento que recoge los principales puntos clave para comprender la importancia de la bibliodiversidad y reivindicar el papel de quienes la hacen posible. “Con este decálogo queremos hacer una llamada de atención a la sociedad sobre la importancia que la bibliodiversidad tiene para el diálogo de las distintas miradas. Los editores tenemos el compromiso personal y profesional de crear catálogos bibliodiversos, que cada vez vemos más urgente y necesario, ante los discursos de enfrentamiento y descalificación del diferente”, ha explicado Paulo Cosín, vicepresidente de la AEM, coordinador de la Comisión de Pequeñas Editoriales y director de Ediciones Morata. La presentación ha contado, además, con la participación de Lidia López, directora de Lastura Ediciones y Kaótica Libros, y con el Premio de Honor Bibliodiversidad 2023, el editor José María Arizcun.

El próximo 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Bibliodiversidad, una iniciativa que estableció la Alianza de Editoriales en 2010, para llamar la atención sobre la circulación de los libros como objetos, como portadores de ideas y como bienes culturales.

Precisamente el decálogo comienza explicando este término. “Su significado va mucho más allá de la diversidad de libros”, asegura Cosín. “Es la base de la industria editorial, la que se construye gracias a la labor de los editores que apuestan por un catálogo. La bibliodiversidad crea riqueza cultural, diversidad de discurso, y es a través del diálogo que genera esta riqueza cultural como se construye un futuro para una sociedad crítica y libre, como se construye la democracia”.

La Bibliodiversidad, sello de identidad de la edición madrileña

Como muestra el decálogo, apoyado en los datos de los últimos informes del sector, la edición madrileña es la que aporta una mayor bibliodiversidad en el escenario nacional. La razón es su tejido empresarial, formado por un mayor número de editoriales pequeñas y medianas, para las que la bibliodiversidad es el elemento diferenciador.

Como muestra el último informe del Mercado Interior Bruto de la Edición, gran parte de la producción editorial en Madrid se apoya en 278 empresas con facturación menor de 6 millones. Aun así, a pesar de tener una facturación menor, y tal y como muestra el registro del ISBN, la madrileña es la edición que registra un mayor número de títulos publicados en el último año, y aportan más de 300.000 títulos vivos en los catálogos al fondo editorial.  

Como explica Lidia López, directora de Lastura Ediciones y Kaótica Libros, “somos editoriales que, aunque no publicamos una gran tirada, sí apostamos por géneros no mayoritarios, pero igualmente necesarios, por nuevos autores y autoras, y también por obras de otros países escritas en otras lenguas que no son las del Estado que, de otra manera, no podrían llegar a leerse en nuestro país”.

Esta apuesta convierte al editor en el primer promotor de la bibliodiversidad. “Nuestro modelo de editor tiene que ver con el compromiso, con hacer una cuidada selección de autores, crear un catálogo con identidad propia y, una vez publicado, generar debate”, afirma Paulo Cosín, que compara este compromiso con el IKIGAI, “un término japonés que aúna la pasión, un saber hacer, el reconocimiento y la aportación con la que se contribuye a un mundo mejor”.

Ferias, librerías y bibliotecas, las grandes compañeras de viaje

El decálogo aborda el papel de todos los agentes de la cadena del libro y reivindica y reconoce el trabajo de librerías y bibliotecas como auténticos actores que posibilitan que la producción editorial bibliodiversa llegue al lector.

En especial, destacan el papel de las ferias. Como explica José María Arizcun, Premio Bibliodiversidad 2023, “los editores publicamos 60.000 títulos nuevos al año. En los escaparates caben pocos y además con la periodicidad con la que se producen queda muy poco espacio. Es fundamental la promoción y que los lectores puedan llegar a ver nuestros libros. Por eso es tan importante la Feria del Libro (de Madrid) para la bibliodiversidad, porque aquí podemos mostrar en igualdad de condiciones los libros que publicamos, y eso lo agradece mucho el conjunto de lectores”.

Así, en la pasada edición de la Feria del Libro de Madrid, de las 200 editoriales que estuvieron presentes con caseta propia, 161 eran madrileñas (180 sellos editoriales). Las cifras del año anterior ofrecían, además, el número total de títulos expuestos, 35.000, y las novedades, más de 9.000.

El decálogo cierra poniendo de relieve el papel de los medios de comunicación para dar visibilidad a la bibliodiversidad, dando voz a “los otros libros” y a la totalidad de editores, para generar una reflexión sobre nuestra “dieta de lectura”. ¿Somos realmente bibliodiversos?

Para descargar el Decálogo de la Bibliodiversidad, pinchar aquí.